Las selvas secas durante los meses de sequía a primera vista aparentan desolación, pero basta internarse por alguna vereda o camino para comenzar a descubrir una enorme biodiversidad aún en los meses más difíciles como mayo y junio sin agua y con un calor agobiante.
El aspecto de desolación se debe a que como adaptación a las condiciones de sequía la mayoría de los árboles de este ambiente tiran sus hojas, así que una mirada superficial al monte solo muestra troncos y ramas secos sin mayor interés. Pero dentro de esta masa de ramas secas la vida existe en cientos de miles de formas, tanto así que este es uno de los ecosistemas más biodiversos del planeta.
Aquí una pequeña muestra de la diversidad de vida en una selva seca mexicana durante la sequía.
Los árboles toman una gran variedad de formas y "actitudes" para resistir la sequía, solo en este campo se nos iría la vida.
Muchos de estos árboles tienen además la gracia de proporcionar alimento a los animales en la temporada más dura.
Bonete. Pileus mexicanus
Otro grupo que la tiene difícil son la epifitas, muy abundantes y selvas más húmedas pero que aún aquí se las ingenian para sobrevivir, dos familias son especialmente notorias en estas selvas, las bromelias y las orquídeas.
Las cactáceas tienen aquí muchas oportunidades pero además son miembros importantes de la sociedad al proporcionar alimentos y agua durante la sequía.
Otras plantas florecen en la temporada seca en que hay más luz solar y sus flores son visibles por la falta de hojas en el dosel y de paso proporcionan alimento dulce a muchos animales.
Aunque no puede compararse con las poblaciones que existen durante la temporada de lluvias, una importante cantidad de especies de insectos y otros invertebrados se mantienen activos, ya sea alimentandose de las pocas hojas que existan, de la savia o del néctar y claro, de los bichos que se mantienen activos.
Una vez que las plantas proporcionan alimento y se hacen presentes los insectos queda todo listo para que animales más grandes puedan encontrar de que vivir y la biodiversidad se dispara.
La gran mayoría de las imágenes fueron
tomadas en la estación biológica de la UNAM
en Chamela, Jalisco, México.
Con un agradecimiento a Enrique Ramírez y Betrtriz Hernández